Superman fue el primer superhéroe propiamente dicho del cómic. Cuando nació en 1938 los cómic llevaban mucho tiempo existiendo, y los había con historias con personajes fijos, novelizados. Lo que ocurre es que los héroes que había no tenían superpoderes. Él era la creación de unos artistas judíos estadounidenses, Jerry Siegel y Joe Shuster, que llevaban dando vueltas al personaje desde 1933 sin lograr darlo a la luz. Tenía para ellos una buena dósis de las historias del Antiguo Testamento, e incluso del Nuevo Testamento, pero también algo de la mitología clásica europea... de la Mediterránea. Y lo tenía de la mitología Mediterránea porque, desde los puntos comunes con los mitos fundacionales de la nación estadounidense, trataron de responder al superhombre planteado por el filósofo decimonónico y alemán Nietzsche, cuyas cualidades fueron tomadas y reinterpretadas erróneamente en la ideología nacionalsocialista alemana que hacía subir al gobierno alemán precisamente en 1933 a Adolf Hitler. Un año más tarde del nacimiento público de Superman, en 1939, nacía otro de los héroes emblemáticos de la revista Detective Comics, a la cual pertenecían ambos, Batman. Uno y otro son personajes muy contrarios entre sí, salvo por su afán por combatir el crimen y proteger a la sociedad. Pero de todo esto ya hablé largo y tendido cuando Superman cumplió setenta años de existencia en 2008, en la Noticia 433ª.
Superman, ese huérfano exiliado del planeta Krypton, adoptado (o más bien como niño de acogida) por una familia pobre del Medio Oeste norteamericano, se enfunda en un traje con los colores de la bandera estadounidense como símbolo de libertad democrática y, como emigrante en América, ya sea como superhéroe o como un periodista llamado Clark Kent, cumple con el sueño americano logrando triunfar en la vida y ser reconocido por ello haciéndose a sí mismo desde la nada por medio del esfuerzo y el respeto a las normas y a los otros. En realidad el sueño americano no tiene origen anglosajón, sino español y radicado en el siglo XVI, pero eso es otra historia. Superman ha defendido al débil y a la Humanidad tanto de criminales comunes como del hampa, como de supervillanos, alienígenas o catástrofes naturales. Ha atravesado alguna dimensión y se ha encontrado con otros superhéroes... los de la Editorial Marvel. Ha muerto. Ha resucitado. Ha formado parte de una liga de superhéroes, la Liga de la Justicia. Se ha exiliado de La Tierra y ha vagado por el espacio. Se ha casado con su amor de siempre. En mundos alternativos se ha transformado en un tirano de la Humanidad junto a Batman, en otros mundos alternativos llegó a La Tierra cayendo en la Unión Soviética, por lo que fue comunista... En fin, Superman tiene a sus espaldas setenta y cinco años de Historia y de historias.
Por respeto a su paternidad del género, todos los demás creadores de superhéroes han solido mantener como una norma no escrita que Superman es el más poderoso de todos los superhéroes. Casi un Dios en La Tierra. Pero también hay quienes estos días han escrito en la prensa otras visiones de él, como Román Gubern en EL PAÍS ("Los superpoderes de un fracasado sexual"). ¿Por qué? Porque como sabe ya todo el mundo se ha estrenado una nueva película sobre él, El Hombre de Acero (2013, Zack Snyder). Sobre ello también se han escrito cosas muy diversas; "Evangelio de Hierro" (por Jordi Costa, EL PAÍS), "Russell Crowe: 'ya no respondo con tanto miedo al entusiasmo de la gente'" (por Tomasso Koch, EL PAÍS), "Henry Cavill: 'soy el Superman más emocional'" (por Laura Seoane, LA RAZÓN), "'El Hombre de Acero', ¿ha muerto el superhéroe?" (por Sergi Sánchez, LA RAZÓN), o "Superman como icono" (por Alejandro G. Calvo, EL CULTURAL).
Las mentes más jóvenes creerán que el género de superhéroes en el cine es propio del siglo XXI, cómo mucho habrá quien diga que nació con el Superman de 1978 de la película de Richard Donner, y aún reconocerán algún antecedente en alguna producción anterior de bajo coste. Sin embargo, Héctor J. Oliva Cantín, en el I Congreso Internacional de Conferencias sobre Novela Gráfica y Cómic celebrado en 2011, ya expuso en su conferencia "Primeros pasos del cómic y del cine en Estados Unidos: influencias narrativas y trasvases estéticos" que el séptimo y el noveno Arte están muy ligados. El género cinematográfico basado en los cómics nace casi con el nacimiento del cine. De 1978 a 1999 se habían rodado (según las que ha podido contabilizar él en su investigación) treinta y ocho metrajes basados en cómic, del 2000 a la actualidad el ritmo de rodaje de metrajes basados en cómic se ha triplicado o quintuplicado; de ahí que mucha gente relacione el género como algo propio del siglo XXI. Sin embargo, en 1894 Thomas Alva Edison ya había rodado un primer metraje basado en los cómic de boxeo. Entre el nacimiento del cine a finales del siglo XIX a 1911 se rodaron numerosos cortometrajes basados en viñetas e historietas que se publicaban en periódicos, especialmente de las historietas de humor. De 1911 a 1916 hubo más de trescientas películas cuyo guión salía inspirado en cómics. Los años 1920 siguen siendo fructíferos en este género, pero es a partir de los años 1930 donde se revitaliza mucho esta clase de historias, en buena parte gracias al nacimiento de héroes de cómic como Flash Gordon (1934, por Alex Raymond) o el propio Superman en 1938. Ya hablé y expuse aquella conferencia en la Noticia 1015ª. Allí hay bastante más detalles para el lector interesado.
Fijémonos en que, dentro del género de cine de cómics, el género de los héroes y superhéroes del cómic tienen sus orígenes en metrajes como Dick Turpin (tanto en su metraje de 1925, de Blystone, como el de 1935, de Hanbury y Stafford), Tarzán de los Monos (1932, de Van Dyke, aunque primero fue novela desde 1912, pasó al cómic en 1929, la película se basa en ambas recreaciones), Flash Gordon (1936, Frederyck Stephani, y otras dos películas más del personaje en 1938 y en 1940), Dick Tracy (1937, de Alan James y Ray Tylor, e innumerables películas más en los años 1940 de este mismo detective, dos de ellas sin hacer mención explícita de Dick Tracy, Los crímenes del fantasma), Buck Rogers (1939, por Beebe y Goodkind), Terry y los Piratas (1940, por James W. Horne), Las Aventuras del Capitán Marvel (1941, por English y Whitney, que en España formó dos películas con el nombre de Capitán Maravillas, como se lee en el programa de mano que os muestro aquí en imagen), Las Aventuras de Superman (1948) y su segunda parte Superman y los Hombres Topo (1951), El Llanero Solitario (tanto en 1949 como en 1958, de Leslie Selander), El Príncipe Valiente (1954, Henry Hathaway), Batman (la de 1966 de Leslie H. Martinson) y muchísimos otros no citados, algunos aún muy conocidos, otros se han quedado como nombres más reservados para los más adictos al cómic.
Buena parte del género cinematográfico de películas basadas en héroes y superhéroes del cómic de las décadas de 1930 y 1940 las generó en Hollywood una misma productora de cine: la Universal. La mayor parte de ellas son seriales de bajo coste, lo que se podría catalogar serie B, a pesar de que algunos de esos metrajes hicieron alguna innovación en efectos especiales o guionización, e incluso marcaron a algunos niños que de mayores harían Historia del cine. En Flash Gordon conquista el Universo (1940, de Ford Beebe y Ray Taylor), por ejemplo, se narra a modo de prólogo al comienzo de la película los antecedentes de la historia que nos va a contar, donde La Tierra se haya en peligro, ese prólogo se produce mediante un texto que avanza desde la parte inferior de la pantalla a la superior de modo tridimensional, perdiéndose en la galaxia, tal como veríamos hacer en 1977 en Star Wars (La Guerra de las Galaxias), de George Lucas; o bien en el Dick Tracy que rodaron Ray Taylor y Alan James en 1937 podemos observar una arriesgada persecución en barca motora atravesando un pasillo de agua entre dos buques que van cerrando el espacio entre sí, cosa que rescataría en imagen y aventura Steven Spielberg en 1989, en Indiana Jones y la Última Cruzada.
Aquellos seriales permitían crear un vínculo de interés del espectador por ir al cine de modo periódico para poder completar las aventuras de sus personajes favoritos. Además permitían un coste de la entrada inferior al de un largometraje convencional, así como una fácil adaptación a la televisión, o a la inversa. Lo normal era que tarde o temprano los capítulos de los seriales, llamados por entonces "jornadas", se unieran formando un todo que daban por resultado un producto que pasaba por largometraje, sobre todo fuera del mercado estadounidense, donde el público no estaba tan habitaudo ni tan en posición de seguir un serial en una sala de cine. En España fue muy común que estos seriales llegaran a modo de película de largometraje, e incluso que, por su duración al unir las jornadas, dieran por resultado varias películas largometrajes y no sólo una. Por lo demás, solían intervenir casi siempre unos mismos creadores en ellos, Ray Taylor o Ford Beebe como directores, Barry Shipman en los guiones, y algunos otros tanto en esos puestos como en los de actores y actrices, Charles Middleton y Ralph Byrd son dos de esos actores repetitivos en esta clase de historias.
En 1978 Richard Donner rodó Superman, la película. Estaba dotada de sentido del humor y a la vez de una gran fidelidad al personaje y a la clase de historias que contaban sus cómic. Sus efectos especiales fueron en su momento de lo más innovador. Con ella quedó inaugurada una nueva etapa en el cine de cómics que avanzó lentamente hasta su esplendor actual en el comienzo del siglo XXI, donde los personajes de la Editorial Marvel, así como los de editoriales independientes, han sacado mucha ventaja a los superhéroes de la DC. Es cierto que los personajes de Batman, Superman y Catwoman siguen siendo personajes muy atractivos para el público, pero siguen sin dar los resultados deseados otros superhéroes de su factoría, como Wonder Woman, Linterna Verde, Flash, Aquaman o La Liga de la Justicia, por ejemplo. Como decía, los superhéroes de la Marvel son los predominantes en el siglo XXI, los Spiderman, Patrulla X, Lobezno, Cuatro Fantásticos, Hulk, Thor, Capitán América, Conan, Iron Man, Los Vengadores, Red Sonja, El Castigador y otros, o bien, desde otras editoriales, los espartanos de 300, los superhéroes retirados de Watchmen, la denuncia político social de Persépolis, el mundo corrupto de Sin City, el mundo asfixiante de V de Vendeta, el periodista Tintín o el galo rebelde Asterix.
Con un cineasta como Christopher Nolan detrás del nuevo Superman no podía menos que esperarse un remozado al estilo del que le dió a Batman en 2005 con su Batman Begins, a pesar de que el director esta vez ha sido Zack Snyder. Pero entraré de lleno en el nuevo metraje sobre Superman el próximo día. Saludos y que la cerveza os acompañe.
Buena parte del género cinematográfico de películas basadas en héroes y superhéroes del cómic de las décadas de 1930 y 1940 las generó en Hollywood una misma productora de cine: la Universal. La mayor parte de ellas son seriales de bajo coste, lo que se podría catalogar serie B, a pesar de que algunos de esos metrajes hicieron alguna innovación en efectos especiales o guionización, e incluso marcaron a algunos niños que de mayores harían Historia del cine. En Flash Gordon conquista el Universo (1940, de Ford Beebe y Ray Taylor), por ejemplo, se narra a modo de prólogo al comienzo de la película los antecedentes de la historia que nos va a contar, donde La Tierra se haya en peligro, ese prólogo se produce mediante un texto que avanza desde la parte inferior de la pantalla a la superior de modo tridimensional, perdiéndose en la galaxia, tal como veríamos hacer en 1977 en Star Wars (La Guerra de las Galaxias), de George Lucas; o bien en el Dick Tracy que rodaron Ray Taylor y Alan James en 1937 podemos observar una arriesgada persecución en barca motora atravesando un pasillo de agua entre dos buques que van cerrando el espacio entre sí, cosa que rescataría en imagen y aventura Steven Spielberg en 1989, en Indiana Jones y la Última Cruzada.
Aquellos seriales permitían crear un vínculo de interés del espectador por ir al cine de modo periódico para poder completar las aventuras de sus personajes favoritos. Además permitían un coste de la entrada inferior al de un largometraje convencional, así como una fácil adaptación a la televisión, o a la inversa. Lo normal era que tarde o temprano los capítulos de los seriales, llamados por entonces "jornadas", se unieran formando un todo que daban por resultado un producto que pasaba por largometraje, sobre todo fuera del mercado estadounidense, donde el público no estaba tan habitaudo ni tan en posición de seguir un serial en una sala de cine. En España fue muy común que estos seriales llegaran a modo de película de largometraje, e incluso que, por su duración al unir las jornadas, dieran por resultado varias películas largometrajes y no sólo una. Por lo demás, solían intervenir casi siempre unos mismos creadores en ellos, Ray Taylor o Ford Beebe como directores, Barry Shipman en los guiones, y algunos otros tanto en esos puestos como en los de actores y actrices, Charles Middleton y Ralph Byrd son dos de esos actores repetitivos en esta clase de historias.
En 1978 Richard Donner rodó Superman, la película. Estaba dotada de sentido del humor y a la vez de una gran fidelidad al personaje y a la clase de historias que contaban sus cómic. Sus efectos especiales fueron en su momento de lo más innovador. Con ella quedó inaugurada una nueva etapa en el cine de cómics que avanzó lentamente hasta su esplendor actual en el comienzo del siglo XXI, donde los personajes de la Editorial Marvel, así como los de editoriales independientes, han sacado mucha ventaja a los superhéroes de la DC. Es cierto que los personajes de Batman, Superman y Catwoman siguen siendo personajes muy atractivos para el público, pero siguen sin dar los resultados deseados otros superhéroes de su factoría, como Wonder Woman, Linterna Verde, Flash, Aquaman o La Liga de la Justicia, por ejemplo. Como decía, los superhéroes de la Marvel son los predominantes en el siglo XXI, los Spiderman, Patrulla X, Lobezno, Cuatro Fantásticos, Hulk, Thor, Capitán América, Conan, Iron Man, Los Vengadores, Red Sonja, El Castigador y otros, o bien, desde otras editoriales, los espartanos de 300, los superhéroes retirados de Watchmen, la denuncia político social de Persépolis, el mundo corrupto de Sin City, el mundo asfixiante de V de Vendeta, el periodista Tintín o el galo rebelde Asterix.
Con un cineasta como Christopher Nolan detrás del nuevo Superman no podía menos que esperarse un remozado al estilo del que le dió a Batman en 2005 con su Batman Begins, a pesar de que el director esta vez ha sido Zack Snyder. Pero entraré de lleno en el nuevo metraje sobre Superman el próximo día. Saludos y que la cerveza os acompañe.