Pues este soy yo cuando soy Canichu, el héroe acompañante del superhéroe el Capitán Paco, según Paulino, nuestro dibujante de La Botella Vacía.
NOTICIA 2ª y 3ª DESDE EL BAR: EL INFORME ZAMIATIN (2)
Zamiatin nació el 1 de febrero de 1884 en Lebedyan, en la provincia agrícola de Tambov, en Rusia. Era una zona a doscientas millas de Moscú. Su padre era un sacerdote presbítero ucraniano y su madre una pianista. Pese a que su familia era pobre, él pudo educarse conociendo la obra de los autores rusos como Gogol, Nikolaeviç Tolstoi, Fedor Dostoievski y otros, así como conoció las obras de índole socialista, como las de Lenin o las del anglosajón Tylor. Pero sin duda, su máxima influencia personal le vino por parte de la obra de Dostoievski. Pudo adquirir estudios hasta el punto de poder cursar la ingeniería naval en el Instituto Politécnico de San Petersburgo. En 1905, con 21 años, ya tenía desarrollada una mentalidad antizarista hasta el punto que fue arrestado por los Servicios Secretos del Zar y confinado en las tierras estériles de Lachta. Allí comenzó a escribir manuales de ingeniería naval, lo que le sirvió para iniciar una gran atracción por escribir. El año 1908 fue crucial para él. Logró graduarse como ingeniero naval en Mayo, poco después demostró tener ciertas afinidades con los disidentes bolcheviques. Comenzó ese mismo año a ejercer de maestro como ingeniero naval, de ahí su creación de manuales. Pero también ese año escribió su primer relato de ficción. Para 1911 unas órdenes de la Corte Real le llevaron de vuelta a San Petersburgo, de donde volvió a ser expulsado. Sólo en 1913 logró disfrutar de la amnistía total. En esos tiempos logró publicar dos de sus relatos: A provincial tale (1913) y At the world's end (1914). Donde se reflejaba bien la alienación previa del momento prerrevolucionario y prebélico de la Primera Guerra Mundial.
Al estallar la guerra, el Zar Nicolás II le dio permiso para viajar a Gran Bretaña. Residió dos años en Londres para estudiar los barcos capaces de romper bloques de hielo. No obstante, el gobierno ruso le encargó una flota de barcos similares para poder entrar en sus propios puertos rusos. En Gran Bretaña pudo conocer, entre otros, a H. G. Wells y su obra. Para entonces Zamiatin ya era un gran ensayista y un vanguardista literario. Las sospechas sobre su antizarismo seguían en pie, pese a estar fuera de Rusia. Los sucesos de la matanza del día de San Bartolomé en Rusia y los hechos de revolucionarios de Octubre de 1917, le inquietaron como para que adoptara una personalidad secreta y viajara por aguas controladas por alemanes hasta llegar a Rusia. En esos primeros momentos revolucionarios, y como él por entonces militara en el partido socialdemócrata bolchevique, comenzó una serie de escritos antioccidentales, sobre todo contra Gran Bretaña, en donde la repercusión hiciera que su persona fuera minusvalorada. Con todo, aquellos años dieron como fruto parte de su mejor literatura. The Islanders y The Fisher of men eran dos sátiras antibritánicas. I am afraid fue otro relato de éxito, este de corte personal.
La Guerra Civil Rusa se puso en marcha desde 1918. Aún existía cierta libertad en los artistas y escritores para expresar cualquier tipo de idea de cualquier modo. Así, en 1920 se fundó una comunidad de escritores rusos llamada La Casa de los Artistas, a la que Zamiatin se adscribió y donde él publicó gran cantidad de sus escritos. Ellos eran los más vanguardistas de los autores socialistas, a los que los bolcheviques cuidaban con especial atención, pues sus creaciones servían a la propaganda de la revolución dentro y fuera de Rusia. En principio, como se ha dicho gozaban de libertad, por lo que no es de extrañar que Zamiatin comenzara a escribir sus primeras ideas de We en este año, aunque debía tener anotaciones desde 1919. Por ello, se intuye que ya en esta fecha el autor comenzaba a comprender el lado pernicioso de la revolución en cuanto a las represiones que se veían y la sombra de la dictadura. No hay que olvidar que data de esta fecha uno de sus primeros relatos que anticipa su distopía: The cave. En él relata el ambiente de un San Petersburgo que atraviesa un crudo invierno posterior a una gran catástrofe que le ha hecho retroceder a niveles prehistóricos de vida, casi como si hubiera pasado un holocausto nuclear, imposible en aquellas épocas alejadas, aún, de una ingeniería nuclear capaz siquiera de dar energía. Un relato inquietante, aún hoy, en cuanto en aquella época se relacionaba con los sucesos que atravesaba Rusia.
La Casa de los Artistas albergó diferentes filosofías y tendencias vanguardistas. Una de esas vanguardias, quizá la más atrevida literariamente, era la llamada La Hermandad Serapión. Eran defensores de la individualidad a la hora de crear por encima de las tendencias didácticas revolucionarias que pretendía darle como función el gobierno a las artes, lo propagandístico o la pomposidad aburguesada. Anteponían la honestidad individual de cada uno de ellos, a los intereses del partido bolchevique. Eso hizo que se ganasen animadversiones de los comunistas en el poder. La Hermandad Serapión fue férreamente vigilada por los servicios secretos de los soviéticos. La prensa, al servicio del Estado, comenzó una amplia campaña contra estos vanguardistas. Zamiatin escribió entre los años de 1920 y 1923 los relatos Paradise y The new rusian prose. En ellos hablaba de la frustración de sus esperanzas pasadas y de nuevas épocas de altruismo filosófico y creatividad. También para estas épocas terminaba de escribir We (1921). La obra, la primera distopía, no obtuvo permiso para ser publicada y la envió de modo clandestino a Gran Bretaña. Más abajo volveremos sobre el asunto. La obra, aunque no distribuida ni publicada por Rusia, era conocida por el partido comunista y creó una gran animadversión reconcentrada en la persona del propio Zamiatin. Se le comenzaron a retirar ciertos apoyos estatales, lo que podía hacer que sucumbiera tarde o temprano de muerte natural o suicidio, como varios de sus compañeros. Con todo, logró publicar un relato de crítica a la URSS al modo distópico, pero sin caer en aquello que violentó al partido con We, para poder ser publicado, obviamente. Se trataba de The fires of St. Dominic (1923).
Las campañas contra la Hermandad Serapión se centraron en él y en Borís Pilniak, quien había escrito diversas poesías y obras de teatro, entre ellas El año desnudo, donde era muy crítico con la recién acabada guerra civil. Ambos compartieron destino. La presión comenzaba a ser tanta que Zamiatin escribió una carta a Lenin entre el final de 1923 y el comienzo de 1924. Esa carta nunca llegó al dirigente, pues moría en 1923. Probablemente él deseaba salir de la URSS ya en esas fechas. Muchos de sus escritos comenzaban a ser directamente censurados y sólo unos pocos se publicaban. En 1925 escribió una obra de teatro, The flea. Tenía cuatro actos. Era una crítica a lo que estaba evolucionando la URSS, la dictadura personal, pero él mismo la subtituló como "juguete cómico en cuatro actos". Un año después se atrevía a expresarse abiertamente contra el gobierno de los soviéticos. Publicaba The goal. Hablaba de su desilusión con el comunismo y de los conflictos que el gobierno estaba desempeñando en su nombre. Esta obra relanzó su nombre en la Europa Occidental y EEUU. Ahora era considerado un escritor disidente a la altura de Borís Pasternak (su obra más famosa sería El doctor Zivago, 1957) y Alexander Solzhenitsyn. Sus problemas con el gobierno soviético se multiplicaron. Ese mismo año de 1926 aún publicaría otro relato que provocaría las iras del gobierno, The Society of Honorary Bell-Ringers. Años más tarde esta obra inspiraría el estilo de Lord of the flies (1954), de William Goldings, y A clockwork orange (1962), de Anthony Burguess. Era claramente antisoviética. El gobierno retiró su apoyo a varios de los autores de la Asociación Rusa de Escritores Proletarios, a la que pertenecía Zamiatin, que se vio perjudicado, y comenzó una presión y / o persecución de los integrantes caídos en desgracia, pues incluso los expulsó de la posibilidad de permanecer asociados. Varios de ellos optaron por el suicidio. Sus obras pasaron a la clandestinidad, incluso las que no se llegaron a publicar en la URSS. Algunos sectores pedían la pena de muerte o la cárcel para Zamiatin. Este comenzó a pensar en pedir su exilio. Para empeorar las cosas, su distopía We se publicó sin permiso del autor en Checoslovaquia al año siguiente, 1927. Eso indicaba el éxito de lectores que comenzaba a tener en occidente, lo que la URSS entendió como un perjuicio para sus relaciones internacionales. Zamiatin fue acusado de crear propaganda antisoviética, lo que era una acusación de consecuencias muy graves. Hacia el Otoño, Zamiatin se tuvo que resignar a combatir en solitario las acusaciones que se le hacían. Cumpliendo con su integridad, siguió criticando todo aquello que le parecía mal de las estructuras de poder en la URSS y se permitía el lujo de llamar a sus censores: "pequeños hombres". Aún terminaba el año con el libro On the future on the theater, donde vaticinaba una muerte oscura a todos aquellos que, como él, seguían defendiendo los derechos individuales.
Zamiatin logró ganarse en estos años al escritor Máximo Gorki, quien por entonces era amigo de Stalin. Volvió a redactar la carta que planeaba mandarle a Lenin en 1923 y, gracias a este contacto, le llegó a Stalin en 1929. En ella exponía la satanización que se estaba haciendo de él. Era consciente de las peticiones que se hacían por parte de algunos sectores para que fuera encarcelado e, incluso, condenado a muerte. Consideraba que ya era una condena a muerte silenciarle y hacer que su obra no la conociera nadie, por ello pedía que se le expulsase del país, pues consideraba que el exilio era la peor de las muertes para una persona
. Stalin debió de tener en consideración la petición, y cierto pasado de Zamiatin como antizarista, pues le concedió el exilio en 1931. Nueva paradoja de la vida de Stalin, Gorki murió presumiblemente asesinado por Stalin, que le pudo hacer llegar unos caramelos envenenados en 1936. Zamiatin emigró a Francia. Fijó su residencia en París. Allí vivió en la pobreza y el aislamiento. Voluntariamente tampoco quiso tener contacto con otros emigrantes o exiliados rusos, tal vez conocía hasta donde podían llegar los extensos brazos de Stalin
. El 2 de Marzo de 1937 moría en París por problemas cardiacos. Su obra estaba censurada en la URSS y su cuerpo no se podía enviar a su tierra natal para ser enterrado. Sin embargo, su obra fue ampliamente conocida por el mundo anglosajón y el Oeste de Europa (salvando la poca atención que se le ha prestado en España y los países hispanoamericanos). Creó toda una corriente literaria nueva como fueron las distopías. La suya, We, no puede ser pasada de modo desapercibido junto a las tres distopías más famosas y representativas hasta el momento, en cuyos autores tuvo una gran influencia la obra de Zamiatin, Brave new world (1932), de Aldous Huxley, 1984 (1949), de George Orwell, y Fahrenheit 451 (1953), de Ray Bradbury.
Con todo lo dicho se puede intuir que la distopía nace de la desilusión que provoca el pervertimiento de las ideas originales de una utopía como es la de la sociedad comunista. Metafóricamente podríamos regresar a lo ya citado. La distopía es el Ángel Caído. Un ángel al servicio del Paraíso de Dios que intentó alcanzar los fines de Dios bajo cualquier medio, pese a que los medios que usase no fuesen acordes con esos fines de Dios. La distopía es entonces una utopía deformada por aquellos que creen que así se alcanza el Paraíso. Es el Paraíso deforme. De este modo, la dictadura soviética anuló o defraudó las esperanzas e ilusiones de muchos millones de personas, aunque tuviese también sus millones de seguidores. De todos modos, como ya se señaló, los anarquistas ya habían apuntado los peligros de las teorías de Marx. La extensión del modelo político de hacer las cosas de la URSS, sobre todo de Stalin, creó en el mundo numerosas situaciones que provocaron la inspiración de numerosas distopías, la Guerra Civil Española, la Europa Oriental del Pacto de Varsovia, la Camboya de los Jemeres Rojos, Corea del Norte... Pero sería inexacto atribuir sólo a los métodos represivos de las dictaduras o las guerras el ser el único motor inspirador. La confianza plena en la tecnología y la mecanización de la sociedad ha dado motivos también para la distopía, tal como vimos que adelantaron algunas utopías. Karel Çapek lo expresaba en su novela R.U.R.. (1921), que es considerada una distopía, donde los robots suplantaban todas las tareas de los humanos. O bien en la novela de Philip K. Dick: Do androids dream of electric sheeps? (1968). Aquí los humanos han logrado grandes avances tecnológicos e incluso han colonizado otros planetas. Pero esos mismos avances provocaron una guerra nuclear en La Tierra y la llenaron de contaminación radioactiva. Los seres más contaminados tienen prohibida su salida del planeta. Ni siquiera existen los animales. Se ayudan de unos androides muy parecidos a los humanos, ciborgs. Estos llegan a adquirir actitudes humanas y se comportan como si tuvieran sentimientos. Su resistencia a dejar de existir los hace poco útiles para los humanos, que los intentan desactivar, llegado el caso, como si se tratara de una caza humana. De cualquier modo, la novela muestra la equiparación del hombre con la máquina al deshumanizarse con la tecnología y sus consecuencias negativas. Esta novela, por otra parte tuvo una versión cinematográfica con un argumento no exactamente igual al libro. Fue filmada por el director norteamericano Ridley Scott en 1982, bajo el nombre de Blade Runner. No obstante, esta novela tiene quien la cataloga como distopía
y quien la cataloga como ciencia ficción. O bien también podría servir como ejemplo la llamada The Trilogy Matrix, compuesta por las novelas de distopía ciberpunk Neuromancer (1984), Count Zero (1986) y Mona Lisa Overdrive (1988), de William Gibson. Aquí el ser humano ha inventado mediante la informática un espacio de existencia cibernética hasta el punto que el mundo ideal sólo es a través de la vida de las personas enchufadas en un mundo irreal creado por complejos programas de ordenador, controlados por una computadora central. El mundo se vuelve distópico cuando un error en el sistema despierta a uno de los humanos enchufados al ciberespacio y descubre la realidad, con lo que decide iniciar un grupo de resistencia al programa Matrix, responsable de esa distopía. La trilogía fue llevada al cine en tres películas llamadas Matrix y dirigidas por los hermanos Wachowski entre 1999 y 2002.
Juan Manuel Santiago,
"Cantos estelares... "
1.-: WE.
Yevgueni Zamiatin comenzó a escribir la novela en manuscritos en 1919. En 1921 ya la tenía terminada. Cuando comenzó a escribirla aún era posible cierta discusión sobre los caminos de la revolución, pero al acabarla, como ya se ha dicho más arriba, esa posibilidad comenzaba a desaparecer. La libertad de expresión comenzaba a ser limitada a favor de las pretensiones de gobierno del partido comunista ruso. Por ello, a finales del año 1921 su novela fue censurada. Zamiatin la envió de modo secreto a Gran Bretaña, donde su nombre estaba algo desprestigiado a causa de su ida a Rusia en el periodo revolucionario y la literatura antioccidental y antibritánica que había llegado a escribir en aquellos primeros momentos. No obstante, allí tenía diversos amigos importantes, como H. G. Wells, el cual le influyó literariamente. A partir de esta fecha la disidencia del autor con el régimen bolchevique se hacía cada vez mayor. Entre esa razón y que el libro enviado era ciertamente innovador y vanguardista, no obstante era la primera distopía, poco a poco comenzó a interesar a algún editor británico. Por otra parte, el libro suponía una crítica al mundo soviético que él había defendido con sus críticas a occidente, lo que en cierto modo limpiaba su nombre en una especie de "mea culpa". Finalmente fue publicado en Londres en 1924, aunque incompleto. Ya que Zamiatin no le había dado título alguno, tal vez por no ocurrírsele o tal vez por recurso vanguardista, los británicos le pusieron el nombre de We (Nosotros), que era el modo como el protagonista se refería a las personas de la sociedad a la que pertenecía. El libro fue adquiriendo cierta popularidad, puesto que su crítica al autoritarismo se hacía extensible en una Europa de entreguerras donde no sólo se conocía el autoritarismo de la URSS, si no también el de los fascistas de Mussolini en Italia (en el gobierno desde 1922), la dictadura de Primo de Rivera en España (desde 1923), el de la presidencia del general Pilsudki en Polonia desde 1919 (remataría su acción de gobierno dando un golpe de Estado en 1926), el ascenso en Alemania del partido NAZI de Adolf Hitler, que ya intentó un golpe de Estado fracasado en Munich en 1923 y publicaba su Mein Kampf en 1924, etcétera. El panorama político hizo que una de las jóvenes Repúblicas posteriores a la Primera Guerra Mundial, Checoslovaquia, se interesara por la obra. Este Estado era joven pero tenía un gran sentido de la democracia, la cual veía amenazada por los diversos movimientos nacionalistas interiores, incluido el proalemán que facilitaría las pretensiones centroeuropeas de Hitler más tarde. En 1927, sin permiso de los editores ni del autor, el periódico checo Volya Rosii publicó por entregas el libro. Aquello, como ya se ha contado, provocó diversos problemas al autor en la URSS, pero, a la vez, hacía aumentar el interés por la obra. Su difusión por Centroeuropa fue creciendo. La cúspide del reconocimiento de su éxito llegó en 1929, cuando salió una primera edición francesa en París. Aún se puede considerar mejor la importancia de la novela por entonces si se tiene en cuenta que la distopía que le inspiró a Aldous Huxley, Brave new world, se publicaría tan sólo tres años después de la edición francesa, en 1932, como ya se ha dicho varias veces.
Sin embargo, aunque el libro ha conocido diversas ediciones desde entonces, su edición íntegra no se pudo conocer hasta 1952, en una edición estadounidense publicada en New York. En cuanto a su lugar de origen, la URSS sólo la conoció en ediciones clandestinas de modo muy limitado en los mercados negros. Sólo la apertura política de la URSS, con la Perestroika del dirigente Mijail Gorvachov, levantó la censura de la obra de Zamiatin en 1988. Este último dirigente de la URSS (de 1985 a 1991) permitió de nuevo la libre discusión de ideas que había existido en unos primeros años de la revolución. Es de suponer que la liberal y democrática Federación Rusa nacida tras 1991 permita leer a Zamiatin hoy día, pese a que no tienen libertades de prensa y expresión totales.
Ya se han comentado varias de las influencias de Zamiatin, así como la literatura que le precedía o le era contemporánea al respecto. Del mismo modo, sus compañeros de la Asociación Rusa de Escritores Proletarios, los de la Hermandad Serapión y la gente de la Casa de los Artistas (ésta a modo del caso español de la Residencia de Estudiantes), debieron serle también de influencia o conocimiento. Su paso por Gran Bretaña le pudo hacer conocer la producción utópica y fantástica de allí, como en el caso de la obra de H. G. Wells. Wells es uno de los autores que Zamiatin leyó en abundancia, y en cierto modo se puede ver la influencia del futurismo y la ciencia ficción de este autor anglosajón en el autor ruso. Aunque otro autor inglés, también influido por Wells, pudo ser conocido por Zamiatin en los años que estuvo en Gran Bretaña. Se trata de E. M. Forster. Este tenía un libro muy popular entonces llamado The Machine stops (1909). Este libro era una crítica a la sociedad burguesa liberal desde el marxismo en la que, en una sociedad futura, una máquina controla a los hombres. La humanidad se encuentra alienada por la Máquina. Incluso su código de comportamiento deriva del libro de instrucciones de la Máquina, lo que puede ser un antecedente de la Tabla de las Horas de Zamiatin de la que luego hablaremos. Sin embargo, la Máquina de Forster no es tratada como un tirano, como es el caso del personaje del Benefactor de We, si no como un sabio. Sin embargo, a ambos poderes se les rinde culto casi religioso.
Entre los clásicos rusos, con los que él se educó, como se dijo, se podría rastrear en su obra diversas influencias, como la de N. G. Chernyshevsky, con su libro What is to be done?, en el que confía en la racionalidad para solucionar los problemas sociales de la Rusia zarista que él conoció en el siglo XIX
. Zamiatin no sólo leyó mucha literatura, si no también a muchos autores socialistas o preocupados por lo social.
De todas estas influencias la mayor de todas en él fue Fedor Dostoievski (1821 - 1881), autor por el que sentía una gran admiración y de cuya obra tenía un gran conocimiento. Su obra no sólo influyó a Zamiatin, sino también a otros autores. No tiene ninguna utopía escrita. Pero algunos elementos de sus novelas han podido servir de fuente para desarrollar diversas ideas. Por ejemplo, si Chernyshevsky confiaba en la racionalidad para solucionar los problemas sociales rusos, en What is to be done?, como hemos dicho, Dostoievski le contesta en su libro Notes from underground y en Devils que la confianza total en la racionalidad occidentalizada puede conducir a la deshumanización de las personas y la progresiva muerte de su pensamiento individual. Este aspecto negativo de la racionalidad extrema se puede leer claramente en We. Todo el libro esta impregnado de lo más estrictamente racional desde el punto de vista de lo científico y lo matemático, así como de lo útil en lo material. Hasta el punto que cuando el protagonista se enamora y valora la Naturaleza por su belleza y no por sus capacidades para fabricar energía (como pueda ser cuando reflexiona sobre el oleaje del mar, el cual proporciona toda la electricidad de la sociedad y había perdido todo su concepto de espectáculo bello en sí), considera que debe tener alguna enfermedad anómala. Efectivamente un médico le diagnostica la enfermedad, a la cual dotan de un viejo nombre de mito: alma. La obsesión por su enfermedad, que incluso hace que no vaya a trabajar, pues es muy mal visto, casi despreciado (quien tiene fantasías irracionales y sentimientos no lógicos matemáticamente basados en la ciencia), es una constante a lo largo de las anotaciones que realiza el protagonista. Esa obcecación enfermiza con su propia enfermedad es propia de otra novela de Dostoievski. Se puede leer en el protagonista de Crimen y castigo (1866), Raskolnikov.
Devils es una novela que se acerca en este autor a una utopía. Unos socialistas ineptos forman en el futuro un proyecto de sociedad que tiene fallos por todos sus sitios. Podría ser un adelanto de distopía, y tal vez la tuvo en cuenta Zamiatin, pero lo novela no llega a alcanzar todos los elementos necesarios para alcanzar siquiera el grado de utopía, pues bien es sabido que el autor solía decantarse magistralmente por reflejar los espíritus humanos. En todo caso, podría llegara a ser una sátira de algunos socialistas. En este sentido de sátira se reduce a los ciudadanos participes en este proyecto fracasado a condiciones de vida mediocres y semiesclavas. Incluso usa de un sistema de espionaje de todos los ciudadanos sobre todos los ciudadanos, lo que en cierto modo será algo visionario acerca de la sociedad soviética. Este último aspecto sí se rastrea en We. La moral de la sociedad que crea Zamiatin deriva en la total publicidad de la vida de todos los miembros de la sociedad, hasta el punto de vivir en casas de cristal o de tener un servicio de espionaje al mando del Benefactor, o incluso campanas de cristal para escuchar conversaciones en ciertos lugares de diversión públicos.
Pero Dostoievski aportaría una influencia más importante en Zamiatin, ya que trascendería a muchos autores distópicos posteriores. En The brothers Karamazovs aparece un personaje llamado el Gran Inquisidor, Iván Karamazov. Este personaje garantiza el confort y la felicidad a cambio de la libertad de sus gobernados. En un sentido parecido funcionan sus personajes Shigaliov y Verkhovensky en Devils. Es indudable que es un antecedente directo al personaje del Benefactor en We, O'Brien en 1984 (Orwell), Mustafá Mond en Brave new world (Huxley), el Querido Dictator en Facial justice (L. P. Hartley), el capitán Beatty en Fahrenheit 451 (Ray Bradbury) o Wei en This perfect day (Ira Levin). Si se une a la influencia que debió crear en Zamiatin las acciones de Lenin en el poder y sus actos de represión y dictadura, se explica mejor la creación del Benefactor en su mente. El resto de los influidos distópicos por este tipo de personaje pudieron influirse siguiendo las lecturas acumuladas al respecto. Si atendemos a que la primera distopía es la de Zamiatin, sin duda lo que Zamiatin recoge de Dostoievski lo recogen estos otros, aunque puedan conocer también la obra del propio Dostoievski.
Otra obra de este autor que se puede relacionar con We es The House of the Dead. Es el relato de un preso en un campo de concentración zarista en Siberia. La vida relatada por este preso está escrita de tal manera no varía mucho, de cara al lector, de la vida de los rusos fuera e ese campo de concentración. En cierto modo esto se refleja en We, en cuanto a la falta de libertad en la sociedad. Pero más interesante es decir que si es el protagonista de Dostoievski el que presenta el relato como sus propios escritos, Zamiatin presenta We escrita por su protagonista a través de cuarenta notas personales de éste, a modo de diario personal, como si fueran de interés científico para la posteridad, pues un diario personal no tendría sentido en esa sociedad.
La novela que más se acerca a la utopía en Dostoievski es Diary of a writer, donde contrapone diversos modelos de utopía y lo que podría ser retazos de distopía. Va de la fe utópica a la duda y cae en parodias. Tal vez conoció la obra Zamiatin.
We se desarrolla en el cuarto milenio de la Humanidad. Esta ha atravesado una catástrofe en el pasado a través de una larga guerra de doscientos años. En esa guerra la población se redujo al 20 %, cifra que se mantiene ya que esta población se aisló en un lugar concreto con un muro verde de naturaleza rodeándoles y preservándoles del exterior. Ese aislamiento es garantizado por el gobierno del Estado Único que controla la dictadura del Gran Benefactor. Este garantiza la felicidad y el confort a cambio de restringir en mucho la libertad. Entre esas libertades restringidas restringe la de la procreación. Para procrear se debe pedir permisos especiales, aunque se deja intuir un tipo de procreación en el que no se ahonda, pero que puede hacer pensar en el lector en la fecundación artificial. Tal vez este detalle fue el que hizo anticipar a Huxley en 1932 la procreación mediante la ingeniería genética y los clones, mucho antes de que esto fuera posible. Sin embargo, si son posibles las relaciones sexuales sin procreación. Las mujeres trabajan, como los hombres, pero estas tienen una serie de cupones por los que pueden elegir en sus días rosa a su compañero sexual, el cual puede ser uno o varios, pero nunca a la vez. Sólo durante estas uniones pueden tener intimidad al margen de la sociedad, aunque el mero hecho de bajar las persianas de las paredes ya hace saber a la sociedad el por qué. No obstante, las mujeres y los hombres son estudiados y asignados por el Benefactor. Las posibilidades de emparejamiento ha de ser entre personas compatibles, lo que limita un tanto la libertad de elección femenina. Las papeletas rosa, como el correo o las comunicaciones de otro tipo, son controladas por el estado. La libertad y la felicidad sólo son entendidas en cuanto garantizan el bienestar de la comunidad, lo que es un gran paralelismo con la sociedad soviética. Lo individual no tiene sentido, al igual que tampoco las fantasías, lo ilógico y lo irracional. El infinito no existe, por no poder ser algo materializable. Del mismo modo las matemáticas de signo negativos son irracionales e imperfectas. Siguiendo con el bien de las masas, se entiende la felicidad si esta es algo que sirve a la masa, no sólo a un individuo, por ello se vive en casas de cristal y existe el espionaje del Benefactor, que no sólo funciona con espías, si no también con la concienciación de los ciudadanos de su deber de denunciar a las personas que atenten contra el orden establecido. Estas personas son ejecutadas en acto público mediante una electrocución que produce el mismo Benefactor con una máquina. La mecanización de la sociedad es constante, hasta el punto que se tiende a transformar a los individuos en un aparato más de la máquina. No sólo por la mentalidad que se les inculca, como hemos dicho. Por un lado todos son calvos y sin vello. El protagonista sueña hasta con que llegue el día donde todos puedan ser físicamente iguales para que reine una total felicidad al no existir envidias físicas o diferencias. En este sentido, en el transcurso de la novela se llega a inventar una forma de cirugía capaz de extirpar del cerebro la zona que produce las fantasías y los sentimientos, causantes de la enfermedad llamada alma. Y siguiendo con la instrumentalización mecánica de las personas, no existen los nombres como los entendemos hoy día y a lo largo de toda la Historia. Cada individuo tiene asignado una letra y un número distintivos. Las mujeres empiezan por vocales y los hombres por consonantes. Cada vocal tiene unas consonantes más apropiadas para ella de cara a los días rosa, los cuales existen pues se llega a la conclusión de que todas las personas tienen derecho a días rosa y que las antiguas relaciones sexuales humanas discriminaban a algunos seres creando múltiples conflictos y desigualdades. No parece existir el matrimonio. Y los hijos son criados por el Estado, no hay mención a padres o madres. Los niños son educados por el Benefactor a través de unas escuelas cuyos profesores son robots matemáticos que asignan a cada individuo su educación más apta para la sociedad (tal como en ciertas utopías clásicas griegas). Tampoco parece existir la religión como la entendemos. La religión que se practica es de culto al Estado de la igualdad total, la Unanimidad, lo que está representado por la figura del Benefactor, a quien se rinde culto en determinadas ceremonias. Una de estas ceremonias es el Día de la Unanimidad, donde se elige al Benefactor una vez al año. Esta elección es un tanto ficticia, pues siempre es una reelección unánime del mismo individuo, lo que era una crítica clara y directa al sistema soviético impuesto por Lenin. La disidencia era tan mal vista que puede llegar a turbar a la masa y hacer que se castigue a aquel que vota algo diferente a toda la multitud.
En este mundo se desarrolla la historia de We. Un ingeniero, mismo cargo que tenía Zamiatin, D-503, fabrica un cohete para viajar a otro planeta con el fin de colonizarlo y extender allí la racionalidad extrema y la mecanización y tecnología de la sociedad terrestre superviviente. D-503 está adscrito a los días rosa de O-90, quien comparte con su amigo del colegio R-13, un poeta
. Cierto día conoce a una mujer joven llamada I-330. Esta hace representaciones de burla del pasado en un auditorio a donde acuden los diversos números del Estado a divertirse en grupo. En concreto toca el piano, un instrumento que les resulta desagradable por no seguir siempre una línea de notas fijas. Sin embargo, D-503, que ha sentido cierta atracción por I-330, siente algo agradable al dejarse llevar, inexplicablemente, por una sesión de piano al que ella le invita. Poco a poco D-503 experimenta algo que no conoce, los sentimientos y la sensibilidad hacia el mundo más allá de lo racional y lo científico. I-330 en realidad es una disidente del Estado Único. Pertenece a un grupo clandestino llamado MEPHIS
. D-503 no lo sabe y se deja llevar por ella aunque cree que él está cayendo en una grave enfermedad, el alma. Cuando descubre que ella puede ser peligrosa para todo aquello en lo que él cree, inexplicablemente para él no la denuncia. En realidad se está enamorando y eso hace que cuestione, en un duro diálogo interno de lucha, muchas de sus convicciones. Llega a abandonar a O-90 y a sentir celos por I-330 cuando descubre que también se ve con R-13. Durante todo este periodo se da cuenta que están siendo seguidos por un agente secreto del Benefactor, un tal S algo, del que no suele acordarse del número. I-330 le lleva a una de las viejas casas del pasado, donde no existe tanta vigilancia del Estado y que está guardada por una anciana
. Allí ella hace de él cualquier cosa que se propone. Él no puede menos que sentirse totalmente dominado por ella, a causa de su amor por ella, el cual es sobre todo una necesidad sexual. La práctica de sexo no controlado por el Estado y de modo libre es algo que les libere a nivel de personas. El sexo es la válvula de escape de la auténtica revolución del libro, pues es la práctica libre de este, así como del amor libre más allá de lo sexual, lo que cambia las mentalidades y lo que conduce a la auténtica libertad y felicidad
. A este punto llega también D-503, de otra forma y con otro matiz, quien lo expresa en una fórmula matemática, residuo de su viejo "Yo". D-503 descubre la pertenencia de I-330 a MEPHIS cuando la ve disentir en la elección del Día de la Unanimidad. También descubre que la vieja casa es una entrada secreta al otro lado dl muro verde, donde no reina la destrucción de la Guerra de los Doscientos Años, si no un lugar de praderas y bosques donde viven personas desnudas, con pelo al modo de los antepasados, y comportándose a modo de los antepasados, esto es: con sentimientos racionales e irracionales, dueños también d experiencias de amor libre y de amor a la Naturaleza, la vida, lo individual, la familia... Por cuestiones de la trama del libro, D-503 embaraza clandestinamente a 0-90 y la envía a este lugar para salvarla de la muerte. El grupo MEPHIS cuenta, a la vez, con D-503, para usarle en un amotinamiento en el viaje del cohete a otro planeta y así extender el lado humano y no el mecanizado de las personas, o bien usar el cohete para destruir la civilización racional de la dictadura del Benefactor. Como quiera que son perseguidos por S todo el plan es descubierto y ellos son arrestados en pleno vuelo. D-503 es llevado ante el Benefactor, quien introduce la duda en él acerca de si no ha sido utilizado por MEPHIS para lograr sus objetivos, lo que equivaldría a que estos revolucionarios también instrumentalizarían a las personas de otro modo. Esta anotación es ciertamente inquietante, por mucho que el mundo libre e individual de MEPHIS se nos presenta más apetecible que la dictadura de masa del Benefactor. Sea como sea, el libro acaba en tragedia con una ejecución en masa (equiparable a una visión de futuro de Zamiatin sobre el destino de todos los disidentes con las purgas de Lenin y Stalin, o incluso con el futuro de millones de europeos en los campos de concentración NAZIS) y con un borrado de memoria y fantasías de toda la sociedad. Sin embargo, no acaba ahí el libro, pues la sociedad de los miembros de MEPHIS logran derribar el muro verde y entrar en ese mundo de casas de cristal. Esta sociedad se repliega y reconstruye el muro cediendo terreno. Es un final abierto sobre un posible triunfo futuro de MEPHIS, aunque los más pesimistas abogan por lo contrario.
Por todo lo dicho, si se establecen y relacionan los paralelismos de la novela con los sucesos de la URSS y su maquinaria de gobierno, no será de extrañar que los dirigentes soviéticos se sintieran plenamente molestos con la obra y la censuraran. El libro, al ser enviado por Zamiatin a occidente, podría entenderse como un aviso del autor a las naciones democráticas liberales sobre los peligros del socialismo soviético, que podían expandirse por el continente dadas las simpatías que su propaganda estaba comenzando a crear entre los obreros y sus dirigentes, así como el funcionamiento y adhesiones a la Comintern
y a la Profintern
. Zamiatin era simpatizante de las ideas sociales, pero se desengañó de que la felicidad y la eliminación de las desigualdades se eliminasen por dictaduras que podían transformar la utopía en distopía. En otras palabras: el sueño a alcanzar en pesadilla alcanzada. Los engaños de los gobiernos distópicos se basaban en creerse ellos mismos que lo que hacían conducían a la auténtica felicidad y bienestar, eliminando la libertad. No se daban cuenta, literariamente y realmente, que la libertad es fundamental para la felicidad y el bienestar. La amenaza de la represión no garantiza la estabilidad de la felicidad ni de un confort en la vida. Menos cuando esta amenaza llegó a ser controlada por la paranoia permanente de Stalin. Ellos entendieron libertad como la de toda la sociedad, no la que pudiera gozar un individuo, y de este modo todo el lenguaje usado en cuanto a la definición de las metas utópicas fue reinterpretado. Se llegó a la conclusión de que las metas eran alcanzadas mediante el control. De este modo, durante la Guerra Fría los conceptos de ambos bloques eran los mismos y, a la vez, se contraponían en cuanto a los conceptos de lo individual y de la masa social en su conjunto. Esto es algo que refleja Zamiatin cuando escribe acerca de la felicidad desde lo racional, lo público de la vida, la mecanización, el control de los individuos, etcétera. Es algo que recogerá más tarde George Orwell en el aserto a 1984 referido a la neolengua. Tal vez él lo escribe no sólo por conocer la obra de Zamiatin, si no también al conocer los mecanismos de represión y propaganda que los comunistas soviéticos y prosoviéticos hicieron en España durante su represión del POUM y la CNT
en los sucesos de 1937, durante la Guerra Civil Española.
Toda la crítica que Zamiatin hace a los excesos de la felicidad confiada a la extrema racionalización de todo, a la tecnificación o a la mecanización, son igualmente una crítica al gobierno socialista de Lenin. Por entonces, las ideas de Marx sobre el materialismo histórico calaron en la ideología leninista de modo que se traspase al carácter de ser de la URSS. El mundo socialista soviético tenía razón de ser si la infraestructura material mejoraba la calidad de vida de los proletarios, lo que cambiaría la superestructura ideológica a una forma de ser socialista comunista. Esta era, al menos, la teoría. En ese sentido se planteó la iluminación eléctrica pública y su paulatina expansión por las diversas casas (que Zamiatin critica cuando expone la utilización del Sol y las olas sólo como elementos de energía y sin ningún valor más, ni estético ni sentimental ni Natural), la introducción del uso de los automóviles para todos y la introducción de mejoras viarias (fueron de los primeros en tener semáforos eléctricos), la producción fabril aumentada y controlada de acuerdo a las necesidades de la población, lo mismo en la producción agraria, el uso de la química para mejorar esa producción agraria o incluso cuestiones industriales, el propio arte casi como "producto de industria" al poner su producción al servicio del partido y no de la expresión libre del artista, la progresiva instrucción de los trabajadores de cara a su cualificación técnica laboral y su ideologización dentro de los parámetros del gobierno soviético, la cultura de masas y el culto de masas, etcétera. Todo eso y más estaba en la ideología soviética. Se intentaba llevar a cabo mientras se iba instaurando y asentando más y más el gobierno de los soviets. La perdida de libertad y la aplicación de la racionalidad en extremo están claramente criticadas en We. Se ve en lo dicho sobre las olas, pero también en el Día de la Unanimidad, la operación para extirpar la región del cerebro de la fantasía, el uso de los problemas matemáticos como pasatiempo de diversión de las parejas, la eliminación del factor amor en las parejas establecidas según la afinidad sexual, la educación mediante robots, la ausencia de padres (al menos no mencionados en toda la novela), las tareas asignadas a cada individuo con la finalidad de servir al común, la diversión en grupo (siendo una vergüenza y algo subversivo divertirse individualmente y con algo que no sea útil o trascendente), etcétera. Lo más significativo de esto es la Tabla de las Horas, un código de leyes que distribuye las horas del día en diferentes funciones para cada individuo, algo que habían propuesto muy diversas utopías
. Esa Tabla de las Horas es, para esta sociedad, la máxima perfección del ser humano. Lo controla todo, salvo dos horas al día que se da a cada individuo para su disfrute individual, el cual suele ser el de las horas rosa. Pero esas mismas horas, confiesa D-503, son un estorbo y una imperfección que debería corregirse con el tiempo, para que todos tuviesen controladas las actividades de su tiempo de modo conjunto. También reconoce la imperfección en una serie de minutos que se van acumulando a lo largo de los días (los que hoy día crean los años bisiestos cada cuatro años, añadiéndonos un día) y que deberían hacer que se readaptasen las horas del día para alcanzar la perfección del control de actividades de todo el tiempo. En otras palabras, aunque la sociedad de D-503 aún tiene tiempo de asueto, lo que propone este protagonista es, de un modo que parece que implícitamente el resto de su sociedad también desea, la mecanización y deshumanización de todas las personas al usar todo su tiempo en cuestiones útiles al Estado como si fueran un instrumento más al servicio de este. Algo que se refuerza cuando plantea su deseo de alcanzar algún día la igualdad física de las personas. No obstante, la URSS creó unos cuantos modelos de ropas iguales para cubrir las necesidades humanas pero para no crear distinciones y desigualdades.
Estas son las bases que Zamiatin estableció en la primera distopía propiamente dicha de la Historia. La dictadura, el gobierno único totalitario, la deshumanización y despersonalización del individuo, la vigilancia extrema y permanente, la mecanización y tecnificación, el futuro posterior a una catástrofe bélica, la represión al disidente, las esperanzas utópicas o edénicas frente las pesadillas distópicas, la desilusión, la ciudad como lugar privilegiado de supervivencia, el futurismo, etcétera. Desde esta obra se han escrito muchas otras que han seguido las bases puestas por Zamiatin. Lo que no quiere decir que ellas mismas no hayan hecho aportaciones al género. We sólo es el comienzo.
Los poetas de la sociedad
de We no son como los poetas actuales
y pasados. Ellos trabajan para el Estado tratando de ensalzar al Benefactor y
la ciencia, y tratando de instruir a sus conciudadanos. Algo muy parecido
probablemente a lo que el gobierno de la URSS pretendía de los artistas. Esto
podría ser una crítica de Zamiatin a la Asociación Rusa de Escritores
Proletarios o a la Casa del Artista, al menos en cuanto a aquellos integrantes
que pretendían servir al Estado soviético en su propaganda e intenciones, en
lugar de entregarse a la integridad individual que proponía la Hermandad
Serapión. Los poetas de We no
escriben con sus sentimientos, salvo los disidentes, si no con su racionalidad.
Hay que recordar la nota
1 del primer apartado de la primera parte. De todos modos, algunas utopías y distopías, así como la contracultura, a
partir de los 1960' comienzan a fijarse en los grandes procesos de revolución
social que supone la revolución sexual, a la sombra de las experiencias que la
más amplia difusión de los medios anticonceptivos, así como la expansión del
amor libre, trajo aquella década.
3.-: RASTREANDO LAS INFLUENCIAS DE WE
Desde la distopía a la ciencia ficción con algunos toques distópicos, o no, Zamiatin ha sentado diversas bases que después han influido a otros autores posteriores, los cuales han ido aportando ideas a otros más. Es indudable que el cuarteto Zamiatin, Huxley, Orwell y Bradbury han sido muy decisivos en esta clase de decisiones. Sus obras, al menos la de los tres últimos, han sido llevadas al cine, incluso. Trataremos ahora de rastrear dónde se pueden encontrar algunas de las influencias más directas más o menos en todas las décadas hasta hoy. Veamos sólo las más importantes.
En la misma década de 1920' es difícil encontrar unas primeras influencias. Se suele unir el nombre de Zamiatin al de Karel Çapek con su obra
R.U.R. de 1921. Ya nos hemos referido a ella anteriormente. Su año de edición es el mismo en el que Zamiatin acabó
We, por lo que es difícil establecer una conexión de influencias, tal vez imposibles. Quizá ambos se conocían hasta el punto de poder intercambiar ideas, pero esta tesis es algo disparatada. Çapek hace hincapié en la crítica al autoritarismo y al militarismo, como Zamiatin. Pero insiste en la automatización del mundo. En su novela unos robots son los que controlan todas las labores de los humanos a modo distópico. Es una crítica, quizá, a ese sentido de tecnificación que pretendía el gobierno soviético. Tal vez se podría decir que son Zamiatin y Çapek los inauguradores del género. Hay quien habla de un tercer autor fundacional, Franz Kafka con
The castle (1924)
. El señor de un castillo es un personaje misterioso, así como el propio castillo, que controla las vidas de todos los habitantes de una villa que se encuentra en la parte baja de la colina donde está el castillo. Se ha comparado con la omnipresencia de Dios, pero también con la figura del Benefactor de Zamiatin, el cual también tiene un halo religioso. Sin embargo, la publicación de
The castle es el mismo año que We es publicado por primera vez.
Es en la década de 1930' cuando la influencia de Zamiatin sí es ya más clara. Incluso declarada por algunos autores, como es el caso de Aldous Huxley. No hay que olvidar que para esta década esta distopía ya gozaba de gran popularidad. Huxley era hijo de una familia conocida, cuyo abuelo, Thomas Henry Huxley, era un importante seguidor de las teorías científicas evolucionistas de Charles Darwin. Aún más, su abuelo tenía diversas publicaciones realizadas al respecto. Aldous Huxley conocía la genética bien gracias a esto. A estos conocimientos científicos se unió que su padre, Leonard Huxley, era un poeta y editor de libros. Así, pues, Aldous Huxley tenía una gran preparación intelectual cuando conoció la obra de Zamiatin. Cuando escribió su libro
Brave New World en 1932, este no fue muy popular y con una gran acogida. La gente del momento creyó que lo que contaba Huxley eran cosas demasiado fantásticas. Ganó peso y popularidad con el paso de los años, sobre todo cuando la ciencia iba abriendo cada vez más puertas a las posibilidades de realización de todo aquello que había escrito, siendo nuestras épocas las de su mayor popularidad, dada su visión de futuro en cuanto a la ingeniería genética y la clonación. Huxley fue un gran experimentador, incluso con drogas alucinógenas. Quizá por ello y por su literatura gustó a buena parte de las generaciones contraculturales de los años 1960' y 1970'. Fue el icono del grupo rock estadounidense
The Doors (1967 - 1970), el cual eligió su nombre de su libro
The doors of perception (1954). Huxley aún volvería a reescribir
Brave New World en 1958, volviéndolo a publicar en 1963 como Brave new world revisited. Su libro hablaba del pacifismo y el budismo (Buda es la única imagen de Deidad pasada que se conserva en el mundo de
We), mientras criticaba una sociedad creada y manipulada genéticamente. Existía un único gobierno mundial que era gobernado por una única persona. Las personas sólo eran dirigidas hacia el trabajo, y eran creadas para trabajar en las funciones que les asignaban. Por ello las personas se veían limitadas en su humanidad. Sus problemas eran solucionados manteniéndoles en un estado de felicidad continua que se lograba con una sustancia que se llamaba soma. El sexo es algo prohibido, a diferencia de la obra de Zamiatin. Sin embargo, una persona tiene un fallo de producción cuando está siendo creado genéticamente, por lo que tiene en sí características humanas sentimentales más allá de las pretensiones del gobierno único. Esta persona conoce a una chica que se atreve a tener experiencias sexuales (con lo que adquiere el sexo una cualidad de liberación y revolución como en
We) y a viajar a las tierras inhóspitas para esta sociedad. Sin duda los paralelismos con We son muchos. En la menos afortunada revisión de 1958 introduce elementos de superpoblación, de gobierno mediante los medios de comunicación de masas, y de prisiones militares.
El siguiente influido reconocido fue Stanislaw Ignacy Witkiewitz en su drama
The shoemakers (1931 -1934). Su influencia estriba en crear a unos humanos deshumanizándose al ponerse cada vez más al servicio de las máquinas y las ciencias, olvidándose de otros valores humanos.
Más significativa fue la escritora Ayn Rand, con su obra
Anthem de 1937. Rand comparte con Zamiatin un origen ruso, aunque también era americana. Al igual que Huxley, confesó estar influida por Zamiatin, cosa que reflejó en la obra citada. Ya es significativo que sus personajes no tengan nombres, si no designaciones numéricas: Solidaridad 9-6347, Fraternidad 2-5503, Ecuanimidad 7-2521, Libertad 5-300... Esto era algo que, hasta entonces sólo había aparecido en We. Anthem es una mezcla, en realidad, de
We y
Brave New World. La sociedad que presenta también es de gobierno único y altamente tecnificada y burocratizada, hasta el punto de deshumanizar a las personas. Ecuanimidad 7-2521 se revela contra este orden de cosas e intenta crear en un laboratorio a un nuevo ser que acabe con el sistema y logre traer los rasgos más humanos a la gente. La ingeniería genética de Huxley y la revolución de MEPHIS están unidos aquí.
Cierra la década el muy conocido Vladimir Nabokov con su libro Invitation to Beheading, de 1938. Más tarde visitará otra vez el género de la distopía en 1947 con
Bend Sinister. Nabokov escribió
Invitation to Beheading como un ataque al nazismo y al sovietismo, aunque tiene referencias casi expresas al ministro de propaganda alemán NAZI, Goebbels.
Bend Sinister está más dirigida a la crítica a la URSS, pues la Guerra Fría estaba comenzando en su fase más caliente. Nabokov solía mencionar con frecuencia a Orwell como influencia para su distopía de 1947, pero para la de 1938 queda bastante claro que su influencia más directa era Zamiatin, pues indirectamente lo sería a través de Orwell en el otro libro. La novedad literaria que introduce Nabokov deriva en cambiar el lenguaje de los protagonistas. Estos no se contradicen entre su fidelidad al Estado y su deseo de vivir su individualidad. Directamente son contrarios a un Estado totalitario que los oprime, o le son totalmente leales, no hay lugar para las dudas en sus personajes.
En la década de 1940' ya hemos visto al menos la aportación de Nabokov a la distopía (aunque su obra más famosa no sea una distopía, sino una crítica social llamada
Lolita). Pero sería en esta década cuando apareciese el nombre del tercer distopista más famoso, George Orwell. La Segunda Guerra Mundial acaba en 1945 y ya se han vivido muchos horrores de los regímenes totalitarios, por más que la Guerra Fría, en su estado más caliente, se comenzara a formar ahora. Orwell es un periodista y escritor que repudia toda clase de fascismo y ha vivido la experiencia del POUM en la Guerra Civil Española, así como otras experiencias derivadas de la época de la Segunda Guerra Mundial como periodista. Orwell se desencantó de los soviéticos y los comunistas en general, abrazando las posturas socialdemócratas, aunque en algún escrito se pueda intuir cierto resabio anarquista. Como Zamiatin escribe por experiencias propias donde su vida peligró a manos de una purga soviética, en este caso en suelo español. Quizá por eso se lanza a escribir un primer intento de distopía en el muy acertado libro
Animal Farm de 1945, el cual tiene alguna versión cinematográfica curiosa (la más reciente es en dibujos animados y otra en muñecos de plastilina). Sigue más o menos la estructura establecida por Zamiatin para criticar el sistema stalinista. Se presenta una granja de animales donde son los animales los protagonistas. La granja, a modo de campo de concentración, pero también de la sociedad misma (lo que nos lleva otra vez a Dostoievski con
The House of the Dead), es un lugar de opresión donde los animales trabajan para el granjero, que, a la vez, es quien les sacrifica en su propio beneficio y para satisfacer sus propias necesidades
. Los animales tratarán de evadirse. El paralelismo entre la sociedad alienada de
We y el
Benefactor son obvios. Aunque la distopía por excelencia de Orwell es
1984, terminada en 1949 poco antes de morir. Un libro de éxito desde el primer momento por sus muchas anticipaciones, como el televisor. Ya se han dicho varios puntos en común de esta novela con Zamiatin. Como mucho anotaremos aquí como más puntos en común, la continua vigilancia sobre los individuos, la liberación mediante el amor libre del protagonista con una joven, y la limpieza de cerebro del protagonista. En este caso no se recurre a una operación quirúrgica (recurrida por Zamiatin y por otros como el mencionado Pierre Boulle, en
La planete des singes), si no al continuo uso de los medios de comunicación y diversas técnicas psicológicas. También coincide en que el mundo es un mundo posterior a una catástrofe bélica, sólo que aquí la guerra es continua. Damos por comentado la figura del totalitarismo, que no es un gobierno único, aunque puede serlo, según se deje entrever, el culto al Gran Hermano O'Brien, y otras cosas ya dichas. La obra de Orwell será la gran revolución del género, pese a que tenga grandes influencias de Zamiatin.
Cierra la década B. F. Skinner con
Walden two, en 1948. Este sociólogo y psicólogo que baso sus estudios en demostrar que existe un determinismo psicológico en las personas para que actúen como actúan, y cuales eran sus mecanismos, hizo esta incursión en la literatura distópica para reforzar sus ideas de un modo popular. En este sentido quería que su libro se pudiera interpretar tanto como una utopía como una distopía. Skinner recogió la influencia de todos los autores anteriores a él, sobre todo de Huxley y Zamiatin. De este último le interesó el hecho de que el racionalismo aplicado a la utopía pueda degenerar en gobiernos distópicos que controlen a los humanos hasta vaciarles de algunos caracteres humanos valiosos.
Los años de 1950' son la edad dorada de la ciencia ficción, según muchos autores y críticos. Para no extendernos demasiado aquí señalaremos apenas a tres autores. Por un lado al exiliado Isaac Asimov, con su obra
I, Robot de 1950. La conexión con Zamiatin estriba en contemplar la posibilidad de que los trabajadores estén mecanizados en sus funciones... hasta el punto de ser como robots. Por otra parte, los protagonistas son robots, pero que empiezan a ser como humanos y desean su libertad. Es un proceso inverso. Una idea muy original para lo que se había escrito hasta entonces. Quizá aquí se pueda establecer también una conexión con Karel Çapek. La novela abrió una saga enorme de libros del propio Asimov, quien cumplía, por otra parte, con la idea de instruir en la ciencia divirtiendo con novelas.
En 1952 Kurt Vonnegut jr. Escribió
Player piano. Narra un mundo posterior a la Guerra Fría donde las máquinas han sustituido el trabajo humano, salvo en los ingenieros que las controlan y crean. Todo el sistema está controlado por una gran computadora llamada EPICAC XIV. En cierto modo puede haber servido de antecedente de
The Matrix Trilogy de William Gibson, ya comentada. Los humanos son reemplazados por las máquinas, algo que fue muy recurrente en el género a partir de esta década, tanto en literatura como en el cine. Así como la deshumanización de la Humanidad ya no necesariamente por un autoritarismo utilitarista, si no por un exceso de tecnología. Varias de las ideas de Zamiatin y Orwell aparecen en este libro como la secuenciación monótona de la música para hacerla lógica y racional, algo que aparece en We, ya comentado.
Pero es en esta década cuando aparece el cuarto de los grandes nombres de la distopía, Ray Bradbury. Este hombre fue un escritor de ciencia ficción que creó una gran cantidad de escritos de toda clase. Llegó a participar de adaptaciones de sus relatos en la televisión estadounidense y en películas de Hollywood. Su mejor aportación fue, sin duda,
Fahrenheit 451, escrita en 1953. Una de las influencias principales de Zamiatin es la ya citada figura del capitán Beatty, al modo del Benefactor. En un futuro de gobierno autoritario a favor de la felicidad, pero sin libertad, se queman todos los libros, pues se comprende que la lectura es el origen de los males de la sociedad. En este ambiente actúa una patrulla de bomberos dedicada a incinerar todos los libros. El protagonista del libro conocerá a una joven atractiva que le introducirá en su mundo de lecturas clandestinas, como cualquier lectura. Sin duda es un argumento con mucho en común con
We. Y no hay que dejar de lado de este autor sus
Cronicles from Mars, recopilación de cuentos que publicó a lo largo de los 1940’ en periódicos y revistas.
En la década de 1960', donde toda esta literatura está más de moda que en la anterior, podemos citar a L. P. Hartley, con
Facial justice, de 1960. Igualmente muestra un mundo posterior a una catástrofe bélica, en esta ocasión se trata a un mundo posterior a una Tercera Guerra Mundial resultado de la Guerra Fría. Las armas nucleares han creado un holocausto, ideas propias de la época, y no sin justificación. El mundo es regido por una única autoridad, Darling Dictator (el Querido Dictador), al que se le debe rendir cierto agradecimiento por imponer el orden en un mundo lleno de delincuencia tras los restos del holocausto. Esta es impuesta por unos agentes especiales que actúan al modo de los espías (guardianes) de
We. Desatar las pasiones sexuales es visto como algo bueno, lo que da grandes ventajas a las mujeres bonitas, que rivalizan entre sí. El Querido Dictador trata de eliminar todo signo de individualismo por medio de sus agentes (inspectores), con la finalidad de garantizar así el orden. Una vez más, la distopía se basa en sacrificar la libertad individual a favor de un presunto bienestar. La influencia de Zamiatin es muy clara en esta novela.
Otro de los genios de la ciencia ficción, Peter Weiss, escribió otra utopía en 1964, Marat / Sade, el cual es un título convencionalmente abreviado, ya que el título completo es:
The persecution and assassination of Jean-Paul Marat as performed by the inmates of the Asylum of Charenton under the direction of The Marquis of Sade. Weiss innova. No sitúa la distopía en un tiempo futuro, ni siquiera en uno contemporáneo, si no en el pasado, más exactamente en la revolución francesa. Sade y Marat son los Sade y Marat que todos conocemos mediante los libros de Historia. El libro trata de remarcar la polémica entre una revolución violenta de masas o una pacífica individualizada. Algo muy apropiado para la década, protagonista de un gran movimiento revolucionario pacifista. En esta contraposición se mueven los elementos que ya aportara Zamiatin sobre la revolución del grupo MEPHIS, individualista, y lo que se puede entender como sociedad revolucionaria del Benefactor, de masa.
Cerraremos esta década con una pareja de autores de ciencia ficción, los hermanos Strugatsy. Sus libros
The final circle of Paradise, de 1965, aunque tienen otras novelas influidas por Zamiatin. Si se elige esta obra es por su elección de contraponer una sociedad racional y tecnificada, el directorio, frente a otra que vive a expensas de esa, donde las personas tienen conciencia individual y reina en ellos un pensamiento que oscila entre los parámetros de lo mágico y lo Natural. Unos viven en una ciudad aislada y otros en el mundo en Naturaleza que rodea esa ciudad, como en
We. Estos hermanos eran soviéticos, por lo que pudieron haber sido tachados de traidores, como Zamiatin, pero no lo fueron.
En la década de 1970' Samuel Beckett escribió
The lost ones en 1971. Llevó el concepto de racionalidad científica por medio del lenguaje de la narración de We más lejos que el propio Zamiatin. Todo el lenguaje utilizado eran descripciones científicas y matemáticas. A veces este lenguaje resulta excesivamente frío o descriptivo, como la descripción en términos biológicos y anatómicos del proceso de los órganos en una relación sexual. El libro lograba así trasmitir la deshumanización del hombre confiado sólo a la racionalidad científica. Resultaba en exceso experimental, pero el autor es un autor consagrado.
Más asequible en su lenguaje es la escritora Suzy McKee Charnas en
Walk to the end of the world, de 1974. Lo que se relata aquí es un mundo posterior a un holocausto nuclear, otra vez, donde los hombres tratan a las mujeres como seres inferiores y como esclavas, casi como enemigos naturales. McKee pretendía satirizar y denunciar los peligros de la difamación de las mujeres en el mundo por parte masculina, ya que ella era feminista. En este sentido se ha querido ver en este relato una relación con el trato que Zamiatin da a las mujeres en
We. Claro que, quien relaciona esto, sólo tiene en cuenta la función de la mujer como satisfacción sexual del hombre mediante los días rosa, sin valorar que Zamiatin dice que las relaciones sexuales debían ser gozados por todos para evitar desigualdades, lo que incluye ambos sexos. Del mismo modo que no se valora que son las mujeres las que eligen sus parejas, que pueden ser varias sin adscripción única a una sola persona si no lo desean. Ni se valora que se dice que es un gran honor que una mujer te elija, más aún cuando esta está en sus años no juveniles. O tampoco se valora que las mujeres en
We trabajan como los hombres e incluso participan de la elección del Benefactor (la validez de esta elección es igual de desesperante para ambos sexos). Cosas ambas, trabajo y capacidad de voto, que, aunque se logró en la URSS y otros lugares, no gozaban las mujeres de muchos países por entonces. Zamiatin les reconoce esa igualdad en su libro. Y mucho menos se valora que el líder de MEPHIS, el movimiento que viene a liberar de la distopía a la sociedad, es I-330, una mujer, pues D-503 sólo es un instrumento en sus manos, pese a ser el narrador y un protagonista muy activo de la revolución que no lidera él, si no ella. Otra mujer, Ursula K. Le Guin, escribiría el mismo año
The dispossessed. También se la podría relacionar de un modo crítico con Zamiatin, pero no por cuestiones feministas, si no de ideología. Le Guin parte del taoísmo, las ideas del socialista Fourier y del anarquista Koprotkin. El autoritarismo y los nombres impuestos por un ordenador como designación casi numérica están presentes. La tecnificación de la sociedad y la supresión del individualismo también. Pero la revolución contra ese sistema parte precisamente de los conceptos religiosos del taoísmo y del anarquismo. Es una revolución que no se basa en el amor libre, si no en la actividad anarquista.
Cerramos la década con otra mujer, Marge Piercy y su obra
Woman on the edge of time, de 1976, aún a riesgo de extendernos demasiado en esta década. En general repite los esquemas establecidos como el uso de la tecnología para establecerse y perpetuarse en el poder (propio de Zamiatin, Orwell o Huxley). Existe un diálogo entre utopía y distopía y enfatiza la diferencia de sexos en el futuro distópico.
En la década de los 1980' citaremos a Vassily Aksyonov, con
The Burn (1980) y
The island of Crimea (1981). Muy inteligentemente Aksyonov construye en Crimea su utopía acerca de lo que debería haber sido Rusia tras la revolución de Octubre de 1917, lo que es toda una crítica a la maquinaria de gobierno de la URSS. Crimea se transforma en isla independiente de los restos de la Rusia blanca, apoyada por los británicos. Los habitantes se ven asediados por las intrigas de la URSS. Las acciones de la KGB y de las autoridades soviéticas son las que introducen el elemento distópico en esta sociedad, pues Crimea pertenece a Rusia pese a estar compuesta por los elementos restantes del bando blanco. Es el gobierno soviético quien permite la situación, pero es incapaz de aceptarla totalmente, por lo que introduce el control estatal mediante la KGB. La influencia de Zamiatin es en cuanto esa acción de los agentes secretos velando por los intereses del Estado central. En The Burn es igualmente el elemento de la KGB lo que crea la distopía, en otras palabras: el control represivo del Estado, suprimiendo la libertad individual, aunque sosteniendo el gobierno la falsea idea de que esta existe.
En 1986 tenemos dos obras, una es de Vladimir Voinovich, llamada
Moscow 2042. Voinovich parodia a Stalin transformando su figura en una potente máquina que es la que dirige el destino de las personas. Por otra parte, el sovietismo domina el mundo. El dirigente es el deshumanizado y mecanizado, no tanto la sociedad. Pero también parodia las criticas que hace Orwell al stalinismo. Si Orwell critica la forma de gobierno de Stalin y la continua mecanización para mantener ese gobierno, Voinovich se burla creando esa trama donde no es la mecanización la que mantiene el gobierno, si no que es el mismo gobierno. El protagonista del libro describe mediante un sueño las maravillas utópicas de ese mundo mecanizado y soviético, dando a la vez tintes distópicos. De este modo también toca a Huxley cuando hace aparecer a científicos capaces de crear granjeros excepcionales, lo que sigue la línea de la sátira. A Zamiatin le toca el turno de sátira en cuanto al líder único y de culto tipo Benefactor, así aparecen Engels, Marx y Lenin como las cabezas de la Iglesia Ortodoxa Rusa, y no Jesucristo.
De esta década la figura más destacada es la escritora Margaret Atwood, con su libro
The Handmaid's tale, que es la segunda obra a la que nos referíamos de 1986. Esta autora es de origen canadiense y, aparte de novelista, es ensayista y poetisa. También tiene una militancia feminista, como alguna de sus antecesoras citadas. Su distopía futurista y feminista le valió el título de la mujer del año de la revista
Los Angeles Times, de EEUU. Aún más, en 1990 fue llevada al cine por la Cinecom Entertainment Group. La novela es una distopía sobre un mundo futuro de carácter misógino
. Al final del siglo XX se funda la República de Gilead. Ésta es autoritaria y militarista, con su capital en Boston. El mundo está lleno de guerras religiosas fundamentalistas, pero el gobierno le ejerce la sección más fanática del cristianismo protestante. Son mal vistos, maltratados y perseguidos los homosexuales, los divorciados, los adúlteros, los disidentes, los baptistas, los presbiterianos, los católicos, los judíos, los Testigos de Jehová y los cuáqueros. Existen los magnicidios, los tiempos sin gobierno, la suspensión de derechos y hasta una guerra nuclear. Aparte del régimen autoritario la coincidencia con We está en esa presencia religiosa de quien ejerce el gobierno de modo represivo. Este es el Comandante, una especie de Benefactor, curiosamente la novela se centra en él, pues es su mujer la que protagoniza la oposición a toda esa situación, que, por supuesto, la protagonizan mujeres fundamentalmente. Esto coincide con la rebelión de MEPHIS de la mano de I-330.
Llegados a la década de 1990' sólo mencionaremos
The difference engine (1991), de William Gibson y Bruce Sterling. Las coincidencias con
We estriban en la reducción de los individuos a números del Estado. Este es muy industrializado y tecnificado. La represión de un gobierno militar sobre sus disidentes es otro punto de coincidencia en esta distopía futurista.
Como la década de 2000 no ha finalizado no podremos citar aún alguna de las distopías que se hayan podido escribir. En general los puntos en común han quedado claros en lo básico a través de las citadas, que aunque han sido muchas han podido servir de ejemplos reiterativos. Las innovaciones y las grandes distopías llegan de tarde en tarde, como se ha podido observar también. En general, además, cada distopía se adapta a las necesidades históricas de su tiempo, el periodo de entreguerras, la Guerra Fría, la amenaza de guerras religiosas, el feminismo ultraortodoxo, los miedos a la alta tecnología...
Pero las distopías se han adaptado a nuevos lenguajes que no son sólo el literario. Se podría tener en cuenta sobre todo los cómics y el cine. Ambos se quedan cortos o flojos para expresar todo lo que la literatura permite, pero es otra forma de entender la distopía adaptada a otro lenguaje donde lo que no se dice se insinúa o se deja entender o imaginar. Como ejemplo citaremos una película y una saga de un mismo cineasta, aunque el cine está lleno de distopías como
Metrópolis (1927, Fritz Lang),
Rollerball (1975, Norman Jewison),
The running man (1987, Paul Michael Glaser, basada en las ideas del libro de Stephen King y traducido en español como
El fugitivo, aunque a la película se la llamó
Perseguido, ya que había otra película llamada
El fugitivo), etcétera.
George Lucas filmaba en 1970 una de sus primeras películas, muy poco conocida en España,
THX 1138, que dio lugar al nombre de un sonido característico del formato de algunas películas. Coincide con Zamiatin en la despersonalización de las personas por medio de su mera numeración de cara al funcionamiento de la sociedad, y no a su nombramiento con nombre de personas que son. Se trata de un Estado policial donde unos robots mantienen el orden y vigilan a los individuos a favor de las normas de un gobierno totalitario. El argumento no es nuevo, pero la influencia de Zamiatin es clara, aunque sea a través de otros autores. Lucas aún creará otra distopía, por así llamarla, aunque pertenece más propiamente a la ciencia ficción, que es la saga cinematográfica llamada
Star Wars, iniciada en 1978 y acabada en 2005. Hay un gobierno único en la galaxia que es de tipo despótico e imperial. Crea un gobierno de control totalizador sobre todos sus sistemas planetarios. Los robots y la alta tecnología contribuyen a esto, creando incluso un astro-satélite artificial capaz de destruir los planetas disidentes. Un grupo rebelde, proclive a una forma de gobierno republicana y de libertades individuales, inicia una guerra de resistencia creando un futuro galáctico en guerra, lo que cambió el sentido de la ciencia ficción hasta entonces creada. En cierto modo hay algo de Zamiatin y sus influenciados en esta saga.
3.-: CONCLUSIONES.
Después de este largo ensayo, que puede resultar denso en la cantidad de información de algunas de sus partes, no obstante necesaria, podemos establecer que la distopía nace de la utopía. La distopía es el sueño de una sociedad ideal que se transforma en pesadilla. La sociedad ideal llevada a cabo es vivida por sus gentes como si fuera auténticamente la utopía hecha realidad, aunque se vislumbre que para el establecimiento de esa utopía se sacrifiquen determinadas cosas del espíritu humano. En general se suele sacrificar la libertad, en sus más amplias dimensiones humanas, a favor de un supuesto bienestar y felicidad. Los individuos viven ese bienestar y esa felicidad como si fueran tales, aunque estos no son realidades si se supedita a esa falta de libertad que lleva a la represión del disidente. El mero hecho de no ejercer, o no poder ejercer, la propia integridad individual es el elemento distópico por excelencia. A él se une la despersonalización y deshumanización de los miembros integrantes de la sociedad establecida. Esto se lleva a cabo por medio de la concienciación de los individuos acerca de su nulo valor si no es en la masa del grupo y al servicio de esta, así como su concienciación de la necesidad de un Estado totalitario que vele por el sistema despóticamente y dictatorialmente. También se recurre a la deshumanización por medio de la mecanización y tecnificación de la sociedad hasta convertir al individuo en una herramienta más de la maquinaria productiva del Estado. Zamiatin, pionero del género, lo expresa bien anulando los nombres propios de las personas a favor de numeraciones como si fuera los números de serie de un producto industrial. Algo que llevará más allá Huxley con su propuesta de ingeniería genética. O bien cuando Zamiatin expone los problemas matemáticos como la mayor fuente de diversión entre una pareja y no tanto otras cosas como pueda ser compartir un paseo, el teatro, un café o un beso. Aún más, la deshumanización pasa por transformar al individuo en una persona sin personalidad propia, a ser posible sin pasiones destacables ya que el individuo suele autorreprimirlas según la alienación que ha recibido por parte del Estado. Zamiatin y Huxley hacen aparecer figuras de Buda en sus distopías. No obstante el budismo tiende a anular las pasiones humanas y a renunciar al "yo" material para alcanzar un estado personal de felicidad llamado nirvana. Este nirvana es el que hace sentir a los budistas como parte integrante del universo, pues en sus ideas todos los individuos no son más que una parte que compone el Todo del universo. La anulación de las pasiones y de la persona para alcanzar esta felicidad es lo que usan estos autores distópicos como metáfora de todo lo señalado al respecto.
La distopía de Zamiatin utiliza elementos de las utopías, no obstante nace de ellas, tales como la ciudad aislada y el futurismo, o bien la tecnificación de la sociedad y su explicación científica, dentro de las posibilidades imaginativas y de conocimiento del autor. La introducción de un personaje totalitario al que se le rinde culto, o de un grupo humano resistente al que accede el protagonista mediante una mujer de la que se suele enamorar, son todos ellos elementos que marcaran las distopías posteriores. Serán repetidos o imitados. A veces perfeccionados. Zamiatin crea las bases distópicas a partir de lo ya creado por la utopía.
Las utopías críticas de finales del siglo XIX y principios del siglo XX adelantaron y vislumbraron algunas de las posibilidades distópicas de la realización de algunas utopías. Sobre todo según se acercaba el comienzo de la primera Guerra Mundial. Fue este episodio histórico junto a la realización de la sociedad soviética lo que sirvió de base para muchos argumentos distópicos. La transformación del gobierno de la URSS en un campo de represión a los no afines a la ideología en le gobierno, e incluso a los no totalmente de acuerdo con las líneas a seguir por los dirigentes de ese gobierno, así como la continua vigilancia sobre sus gobernados, lo que creó una completa base material de que la distopía era posible. Serán personas participes en principio de la utopía soviética los que sientan un gran desengaño ante una utopía que derivaba en una dictadura de gran poder totalitario, no conocido hasta entonces, y no tanto en una auténtica sociedad comunista ideal. Los gobiernos totalitarios del periodo de entreguerras, sobre todo el NAZI de Alemania, dispararían las visiones de las posibilidades distópicas de las utopías. Quizá la URSS contempla una mayor influencia en el género al durar su existencia ochenta y cuatro años (1917 - 1991), que se relacionan con otras dictaduras comunistas de tipo soviético, sobre todo en la Europa del Este entre 1945 y 1991. Las esperanzas utópicas puestas en la URSS por millones de proletarios e intelectuales del mundo, que durante las primeras décadas creyeron justificadas gracias a la propaganda de los soviéticos fuera de sus fronteras, fueron desengañadas en muchas de estas personas. La utopía comunista soviética era un totalitarismo dictatorial vigilante y represivo hasta la paranoia, sobre todo en el periodo de gobierno de Joseph Stalin entre 1929 y 1953. No deja de llamar la atención en este sentido que Zamiatin escribiera la primera distopía entre 1919 y 1921 tras apoyar la revolución de 1917 y ver a que derivaba en gobierno soviético, sobre todo con la Guerra Civil Rusa. Así como el origen de la distopía más popular, la de 1984, de Orwell. El autor es un socialista desengañado por las acciones represoras y maquiavélicas de la URSS durante la Guerra Civil Española, de la que participó.
We fue la primera novela de distopía. Había recibido diversas influencias literarias, sobre todo de H. G. Wells y de Dostoievski. Ella misma influyó en gran cantidad de autores posteriores. La distopía como género nacido de la utopía, o como subgénero de este, como se quiera, es muy fructífera. Los nuevos lenguajes contemporáneos, como la cinematografía se nutren de la distopía. Gran parte de la ciencia ficción incluye tramas distópicas o elementos distópicos. Sin embargo, el mejor medio para reflejar la distopía, como la utopía, es el literario, por cuanto permite a las explicaciones y a las disertaciones sobre la sociedad ideal o de la ideal transformada en pesadilla. El lenguaje cinematográfico llega a más gente hoy día, pero sus necesidades no permiten crear mundos del mismo modo que la literatura. Igualmente, sus necesidades hacen primar elementos argumentales que suelen hacer derivar la utopía o la distopía a ciencia ficción o a dramas o "thrillers". Para comprender estos géneros en el cine, el cómic u otro elemento de expresión, hay que adaptarse a la hora de afrontarlo a ese nuevo lenguaje y comprender sus limitaciones así como sus ventajas.
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